La reanastomosis tubárica exige el empleo de técnicas microquirúrgicas (vea Microcirugía); sin embargo, para acceder a las trompas de Falopio, primero hay que recurrir a un procedimiento quirúrgico estándar llamado minilaparotomía. En una minilaparotomía, se realiza una incisión transversal en el medio de la parte baja del abdomen (justo por debajo de la línea del vello púbico), de unos cinco a seis centímetros (de dos a dos pulgadas y media) de longitud. Se hace la incisión atravesando cuidadosamente los tejidos subcutáneos profundos, hasta ingresar en la cavidad pélvica y visualizar los órganos de la pelvis (útero, trompas de Falopio y ovarios). A continuación, el útero y las trompas de Falopio se elevan parcialmente por encima de la incisión abdominal, lo que permite a los cirujanos acceder con facilidad a las trompas. Se evita el uso de separadores con mecanismos de autofijación a fin de minimizar el daño a los tejidos. A partir de ahora, se utilizan técnicas de microcirugía.
Dado que todos los procedimientos de ligadura de trompas provocan cierto grado de lesiones y cicatrización en las trompas, el primer paso de la reversión es extirpar cuidadosamente la porción dañada del órgano, junto con los materiales que se emplearon para bloquear la trompa durante la ligadura (hilos de sutura, grapas, bandas…). Se pone especial atención para no extirpar porciones sanas de la trompa y para conservar la longitud tubárica final. Después de la extirpación de la porción dañada de la trompa, queda un segmento proximal (que nace en el útero) y uno distal (que nace en las fimbrias adyacentes al ovario), que deben volver a conectarse. A continuación, se abre con cuidado el extremo cerrado de cada segmento tubario. Luego, se hace una única sutura de retención justo debajo de los segmentos de la trompa, en una zona llamada mesosalpinge, que permite alinear los dos segmentos y garantizar que el procedimiento de reanastomosis no genere tirantez. Por último, los dos segmentos de la trompas con los extremos abiertos se suturan entre sí con hilos de sutura microscópicos de calibre pequeño (vea Microcirugía), que se colocan en la capa muscular intermedia (muscularis) de cada trompa, mientras se evita la capa externa (serosa) y la interna (endosalpinge/mucosa) a fin de minimizar la formación de tejido cicatrizal dentro y fuera de la trompa. Se inyecta en el útero un contraste estéril que pasa por las trompas de Falopio y sale por las fimbrias, lo que confirma que la reanastomosis se realizó satisfactoriamente.